Por desgracia, cada vez con más frecuencia, los padres y madres estamos gestionando a nuestras familias como empresas. El pragmatismo, la eficiencia y la consecución de resultados (¡ay, el éxito!) ha contaminado tanto las prácticas domésticas que los padres se han convertido en los Product Owners (PO) de sus hijos:
👉 cómo puedo encajar esta extraescolar en tu horario,
👉 con qué profe tengo que hablar para que te aprueben,
👉 a qué árbitro/a tengo que amedrentar para que ganes el partido.
Si todo ese tiempo se dedicara a:
💪 enseñar a superar (y a aceptar) las frustraciones,
💪 a no ansiarlo todo
💪 y a practicar el pensamiento crítico
igual no “maximizaríamos el valor” de nuestros hijos, pero sí tendríamos más oportunidades de enseñarles a ser buenas personas.
(Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay)
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